miércoles, 25 de abril de 2012

3 carajos...

Lo bueno de salir con alguien que de entrada no te importa demasiado es que uno se muestra como es, así nomas... sin ocultar cosas ni tratando de "mostrar" lo que cree que al otro le gustaría.
Mi problema al sentirme tan relajada es que no me importa cómo le caigo al otro, y si no te importa... para qué salir? No sé...
Lo extraño acá, es que las veces en que he salido con alguien así, sin nada de nada de actuación, el otro me busca después. Mi teoría: perciben la falta de interés, y parece que a los hombres los atrae el temita de la cacería y toda esa onda...
Los otros días F me dijo que pusiera música, lo que yo quisiera... demasiado poder en mis manos!
Y como NO ME IMPORTABA en ese caso NADA, agarré mi celular y puse música: Jorge Drexler, Rod Stewart, Frank Sinatra, Beatles...
y F acotó: qué hace una nena de 25 años escuchando Sinatra??
A: en realidad tengo 23... y soy una "nena" particular, así es la vida...

Sensación? poder ilimitado! 0 estrés... porque si llegado el caso no le copa que tenga a Sinatra (o la música que sea...) en el celular me importa 3 soberanos carajos!


martes, 24 de abril de 2012

Contradicciones

Evidentemente nada me viene bien. O pocas cosas me vienen bien...
Acá estoy quejándome porque alguien (que no es ninguno de los anteriores) me "atosiga". Diría que me persigue pero no sería muy adecuado el término. Sólo me escribe, demasiado... me pone apodos estúpidos.... (conejita: muy porno; manzanita: tengo cara de manzana?? no...; y otros peores, mucho peores).
Una mierda eso de que la persona que uno querría que lo busque no lo haga y uno se sienta acosado por gente equivocada... qué rara la vida!
F es amigo de una amiga mía. 10 años mayor que yo. Físicamente no está mal pero no es mi tipo en otros aspectos. Y la verdad, no tengo ganas de andar en nada. Para huesos/chongo: paso.
Y sí, estoy quisquillosa o algo así. Me jodió que haya dicho: "me cebas unos mates" en vez de "nos tomamos unos mates", que tirara invitaciones al aire a ver si yo aceptaba sin nada concreto... en fin, no creo que sea mi momento para estas cosas...
pero a ver, no me puede invitar 2 días seguidos a hacer algo! es demasiado... y yo prefiero acobacharme debajo de mi frazadita de polar, viendo friends, grey´s anatomy o la novela que estén pasando en la tele...
Besos a todos.





PD: Les dejo un regalito para los "alcoyana" de los comentarios.... quise subirla en un comentario pero no me deja... besos


viernes, 20 de abril de 2012

Estados de ánimo...






Ese momento
Ese silencio, esos pasos…
Yo esperaba verlos volver,
Encontrarlos a la vuelta de la esquina,
O quizás
Unos pasos más allá.
Pero que estuvieran…
Yo esperaba verte pasar.
Qué agonía tener la certeza
De que esos pasos ya no volverán. 

viernes, 13 de abril de 2012

Enrosques....



En algún momento de mi vida creo haber sido más "fuerte", menos vulnerable o algo por el estilo. No sé si lo habré sido realmente o era una fachada bien predispuesta... pero venía bien.
Cómo es que se puede estar "así" por alguien que no está "ni ahí" con uno? Cómo es que el cuerpo o lo que sea deja que pasen estas cosas? Reacciones químicas ni qué mierda, esto debería regirse diferente. No hay derecho! Esto de los enganches no correspondidos no debería existir... ante cualquier mínimo "acercamiento sentimental" las cosas deberían surgir en ambas personas y sino no surgir, y punto!
Pero qué mierda todo! qué ganas de putear!!!!
Es al pedo, todo, cualquier cosa que haga es al reverendísimo pedo...

PD: la foto la saqué en un momento de desconcentración en la facultad... salí al pasillo y "clic".

martes, 10 de abril de 2012

Frases que la pueden a una....

Mierda! cómo puede una simple frase movilizar ciertas estanterías/mariposas o lo que sea....

E: cómo andas??
A: y acá, maso, medio engripada o algo así...
(charla entre medio)
E: bueno, si necesitás algo avisame y salgo para allá
A (morí de ternura.... necesitaría un abrazo, alguien que me haga un tecito aunque no me guste el té, que me diga qué quiero ver en la tele y se ocupe de encontrarlo, que me traiga una frazada, se siente conmigo y me haga  mimos en el pelo... pero obviamente esas cosas no se piden...) : gracias nene, besote
E: otro para vos, que te mejores!

Y quién es E?? en todo caso después les cuento ... (no es que me haga la misteriosa, sólo que no quiero seguir atosigándolos con letras que no prosperan...)

lunes, 9 de abril de 2012

L y sus llamados....

Querer a medias...
medias tintas... o querer diferente, distinto.
Me querías probablemente, pero
no como quien quiere un alma complementaria,
no... como se quiere a un gato no me sirve...
como se quiere a alguien que te cae bien,
pero no te enloquece...
Ya de pasiones hablamos, te lloré tanto...
te grité que estaba enamorada, loca, atolondrada,
-date vuelta! miráme! -
por qué no me viste?
No, me miraste, sí, pero tu mirada no vió lo mismo...
la mía: embelesada, la tuya: distraída...
Querer a medio andar,
quererte un rato, sin sobresaltos...
No, no me sirve.
Yo quiero un loco para mi locura,
una mirada limpia que se quede con mis ojos,
un abrazo sentido,
un loco que desespere por abrazarme también...


A qué viene? a que L me llama, quiere que seamos amigos, contarme lo feliz que es... aconsejarme, me dice que me quiere muchísimo, que quiere que sigamos en contacto.... 
Yo? yo lloraba. No porque sintiera cosas todavía, no... pero me agarró una especie de bronca, tristeza o algo así. 
A: Sabes que me resulta raro hablar así con vos, como si fuéramos amigos... 
L: Cómo como si fuéramos?!! si lo somos! 
A: si, bueno, pero yo estaba enamorada de vos, algo me resulta raro... 
L: Bueno, obviamente la idea es no hacernos daño, no me gustaría perderte pero si te complica que hablemos  lo replanteamos... 
A: No es que me complique, yo ya no siento lo mismo ni nada por el estilo, pero no puedo evitar pensar ... no sé, como una frustración de que no haya sido correspondido... no es neutral esto, no puedo escucharte hablarme de tu novia y no pensar internamente por qué puta no te enamoraste de mí... ya sé que uno se enamora de quien puede/quiere cuando surge, no es un reproche, pero a lo que voy es a que no es una "amistad plena"... no puedo verlo así todavía al menos...capaz sea cuestión de tiempo, no sé... 
L: sos tan tierna, tan transparente... 
A: ves... es eso, me decís eso y no puedo evitar que me dé algo así como bronca... sé que suena estúpido pero... 
L: no, te entiendo... 
A: bueno, si vamos a tratar de eventualmente ser amigos no me digas más lo "fantástica" que soy porque me da ganas de matarte... es algo así como: "bueno, si me ves tan fantástica por qué MIERDA no te enganchaste conmigo"
L: Ok... te entiendo... bueno, veamos qué onda... no quiero hacerte mal, creo que esto se podría dar mucho más naturalmente cuando vos estés en pareja también... 
A: Capaz... qué se yo... (lloraba.... a morir) 
L: no te angusties, ya va a llegar, yo sé que uno se frustra, se impacienta y todo pero las cosas cuando llegan de la nada son incluso mucho mejores... 
A: puede ser... 
L: te quiero bombonaza! 
A: bueno.... yo también te quiero... 
L: bueno hermosa, sigo laburando... 
A: dale, que andes bien. Beso
L: Beso

Les dejo un mini "Soundtrack" de L, un par de temas asociados a algún momento...







sábado, 7 de abril de 2012

Hoy escribe Mario: "El Sopapo"


 Marina volvía feliz a su casa. La jornada había sido agotadora, pero ella sabía que a fin de mes iba a ver la compensación. Hacía poco que había entrado a trabajar en ese banco extranjero, justo en Comercio Exterior. Y justo cuando la política económica impulsada desde el gobierno militar por el ministro Martínez de Hoz, favorecía la importación. De lo que sea. Los bancos no daban a basto abriendo cartas de crédito a diestra y siniestra. Y los empleados hacían horas extras a rolete para poder cumplir con esa tarea. Por si fuera poco, los clientes eran agradecidos con esos empleados que diligentemente sacaban adelante los papeles. Y no eran amarretes al manifestar ese agradecimiento.

Por otra parte las cosas con Alejandro estaban yendo cada vez mejor. Ella, la que como la del tango, nunca había tenido novio, ahora estaba en pareja. Hacía relativamente poco, pero algo le decía que se iba a casar con Alejandro.

Cansada pero feliz abrió la puerta de su casa. Vio venir a su madre. Lo que no vio venir fue la cachetada.

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La infancia y la adolescencia de Marina habían sido muy difíciles. No eran una familia pobre, pero tampoco sobraba el mango. Y su madre, Elena, quería que Marina tuviera la mejor educación, la que ella no pudo tener. Siempre soñaba con terminar la primaria, pero casada, con tres hijos (Marina tenía dos hermanos menores) y transplantada a Buenos Aires desde su pueblito del confín del Gran Buenos Aires, las cosas se le presentaban difíciles. Por eso proyectaba sobre su hija la necesidad de una educación del mejor nivel.

Así fue que Marina, asistió a uno de los mejores colegios privados de ese barrio situado cerca del centro geográfico de Buenos Aires, gracias a becas y medias becas que la madre le conseguía luego de hablar y rogarles a las monjas.

Lo que Elena no comprendía era que las becas lograban la inserción educacional de Marina, pero no la social. Si bien era un barrio de clase media, había chicas “más clase media” que otras. Sin contar a la hija de ese embajador europeo que llegaba al colegio en fulgurante auto importado conducido por el chofer de la embajada. La primaria fue dura. Llegó a tener que soportar que una compañera le dijera en la cara que no la invitaba a su cumpleaños porque el padre de Marina no tenía auto. Y no era que la fiesta fuera en un lugar apartado donde al terminar había que ir a buscarla. La tenencia o no del auto marcaba una diferencia social importante. Y una paria como Marina no podía asistir a una fiesta de la creme de la creme.

Cuando llegaba el verano, mientras la que más cerca se iba llegaba a Mar del Plata, Marina se quedaba en Buenos Aires, ayudando a su madre con la crianza de sus hermanitos y en lo que podía, a su edad, con la limpieza de la casa. En la secundaria el destrato de las compañeras se fue suavizando. Y más aun desde tercer año, cuando falleció su padre. Pero así y todo, el factor económico le impedía profundizar esa sociabilidad más allá de los límites del colegio. Marina no salía con sus compañeras, no iba a bailar. Solo se permitía, muy de vez en cuando, ir al cine con Alexia, la única compañera a la que podía llamar amiga al terminar la secundaria.

Pero ahora todo estaba cambiando. Iba a bailar a ese boliche clásico de la zona sur, se iba de vacaciones con la prima. Y había conocido a Alejandro. Estaba totalmente enamorada de él. Y hacía poco, él la había hecho suya. A la edad en que muchas de sus compañeras estaban ya casadas y con hijos, ella recién había tenido su primera experiencia sexual. Obviamente, tanta espera no había sido casualidad. La educación que le brindaron las monjas y la formación puritana recibida de la madre habían hecho lo suyo.

Sentía la imperiosa necesidad de compartir esa alegría con alguna amiga. Con la madre obviamente no podía. Era una época en que las madres confiaban en que sus hijas llegaban castas y puras al altar, honrando el vestido blanco que portaban. Aunque la gran mayoría de esas madres, como en el caso de Elena, vivía absolutamente engañada. De alguna manera iba a tener que esconderle, por lo menos hasta que se casara, que ya era mujer. Alexia, ya dijimos, la única amiga que tenía, se había casado y se había ido a vivir al norte. Por eso decidió escribirle una carta y contarle todo. La cerró y se la dio a la madre para que le dejara en el correo al día siguiente.

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La vida de Elena tampoco había sido fácil. Una de las últimas de 14 hijos, el padre los dejó poco después de que naciera el último. Vio morir aun chicos a un par de sus hermanos. Y aprendió de la tosudez de su madre, una italiana analfabeta, para salir adelante ante cualquier adversidad.

Las cosas parecieron cambiar cuando conoció a Orlando. Él trabajaba administrando la estancia más importante del pueblo. No es que fuera extraordinariamente rico, pero ganaba lo suficiente como para que vivieran bien los dos. Se habían conocido en un baile en el pueblo. Y pronto empezaron a hacer planes para casarse.

Fue entonces cuando su futuro suegro decidió dejar el pequeño taller de joyería que compartía con dos socios menores que él y ofrecerle el puesto a su hijo. Económicamente era un paso atrás, pero a Orlando le costaba hacerle frente a su padre. Estaba la “tradición familiar” de por medio.

Orlando y Elena se casaron y se fueron a vivir a Buenos Aires. Al poco tiempo nació Marina y luego sus hermanitos. Las cosas transcurrían como he venido narrando, hasta que un día sonó el timbre y Elena fue a abrir. Le temblaron las piernas cuando vio al agente de policía parado en la puerta. Y no era para menos. Su esposo había sido encontrado muerto en la calle, víctima de un infarto.

Una nueva vida comenzaba para ella y sus hijos. Si hasta ahora habían sufrido algunas privaciones, ahora iban a pasar penurias. La primera medida fue dejar el departamento que alquilaban e irse a vivir con sus suegros. Y someterse así a los vaivenes de un gallego caprichoso. Fueron años duros, de una convivencia harto dificultosa. Así fue que, cuando Marina terminó la secundaria, los cuatro se fueron a vivir con la madre de Elena, a aquel pueblito a 40 km de Buenos Aires.

La decisión la tomó Elena y los hijos asintieron. Pero Elena nunca estuvo segura de lo que hacía. Siempre pensó que los hijos aceptaban sus decisiones en silencio simplemente por no contrariarla. De los tres, Marina debía ser quien más estaba sufriendo. Si bien había conseguido trabajo enseguida, era en Capital. Mucho viaje todos los días. Y ahora que estaba en el banco y hacía tantas horas extras, llegaba tarde a la noche. Cenaba, se duchaba y se iba a dormir. Madrugar al día siguiente para volver a empezar. Colectivo – tren – subte. Subte – tren – colectivo. La misma rutina todos los días. Y esa sonrisa con la que entraba a la casa seguramente escondería un gran sufrimiento.

La noche que Marina le entregó la carta para Alexia, Elena imaginó que en ese sobre estaban encerrados todos los reproches que su hija callaba. Alexia debía ser la destinataria de todos los lamentos, todas las quejas, todos los sufrimientos que debía estar atravesando Marina. Había una sola manera de saberlo. A la mañana siguiente, antes de ir al correo, puso la pava con agua en el fuego. Esperó pacientemente que el agua hirviera y luego acercó el sobre al vapor que salía por el pico. Igual que tantas veces había visto en las películas. Con los dedos temblorosos despegó la solapa y extrajo la carta. Se puso los anteojos y comenzó a leer. Tuvo que pasar la vista dos veces por el texto para convencerse de lo que estaba leyendo. Ella preocupada por su hija y “esa mocosa arrogante se cagaba en la educación que ella le había dado, en la que había recibido de las monjas y andaba revolcándose en vaya a saber qué cama mugrienta con un tipo que había conocido hace poco en un boliche”.

Con las manos más temblorosas aún, cerró nuevamente el sobre todo lo cuidadosamente que pudo. Lo llevó al correo y luego volvió a la casa. Todo el camino una sola idea le rondaba la cabeza. Su hija iba a conocer el rigor con el que ella, Elena, había sido educada. Lo que había hecho era imperdonable. Cuando llegara a la noche le iba a borrar esa sonrisa insolente con la dureza del revés de su mano.



viernes, 6 de abril de 2012

Canciones

Un poco de música de por acá y de más allá. Bien variado para que encuentren algo de su gusto, espero ;) 
Besos, y buen finde!







jueves, 5 de abril de 2012

Ficciones I

Vos sentado ahí; yo mirándote a un par de metros de distancia, un par de metros simplemente. Me quedo pensando; ya salió el sol y a un rayo le gustaste parece, te queda iluminada sólo una parte de la cara. Me mirás, tus ojos se ven más brillantes por la luz... y yo no puedo evitar sonreír. 
Vos sentado ahí y yo con ganas de acercarme... dar unos pasos, quitarte lo que tenés en las manos y sentarme abrazándote. Te miro, pienso, me pierdo y vuelvo. Cierto! concentración, concentración. Pero sentado ahí, tan cerca... tu proximidad me altera. 
Me paro, me acomodo el pelo, me mirás vos ahora. 
-Qué haces?- 
- Me estaba por ir...- 
- No, vení, sentáte conmigo, quedáte...- 


martes, 3 de abril de 2012

Escapando del vecino....

Gente, necesito consejos y ayuda! Este acoso tiene que terminar!
Resulta que hace 5 años yo era una niñita recién llegada a la "gran ciudad" y era bastante simpática y charlaba con todo aquel que me charlaba... además estaba de novia y jamás se me pasaba por la cabeza que alguien pudiera no tener "buenas intenciones".... era tontona, lo sé.
Bueno... hace 5 años esperando el micro en la parada me empieza a hablar un chico, no tan chico, que resultó ser vecino de un edificio cercano al mío. Venía de áfrica, se quedó a estudiar, estaba en pareja y tenía un hijo. Pero me invitaba insistentemente a juntarnos a charlar. Nunca fui y después me hice la boluda olímpicamente.
Hará un mes, me lo encuentro en la verdulería, y me preguntó si no me acordaba de él... me "recordó" toda la escena de la parada y bueno, no pude hacerme la estúpida, o eso me pareció. Me pidió el teléfono y yo que soy medio pelotuda no supe cómo decirle que no y se lo terminé dando. ERROR!!!!! El sr. ya me ha llamado como 4 veces, ha pasado por mi casa 2 (en las que he estado, no sé si fueron más y zafé)...
Yo no tengo ni media intención con este tipo, pero ni media ni un cuarto ni nada! Y ya sé, muy estúpida de darle el teléfono!
Hace un ratito tocan el portero, me despiertan de mi pobre siesta y quién era? sí, adivinaron, African boy... preguntó por mí, le dije que no estaba, que era una amiga..... preguntó si estaba de viaje, que cuando volvía, bla bla.... y yo que soy bien boluda dije que sí, que estaba de viaje... pero es un VECINO!!!! o sea, en cualquier instante me lo voy a cruzar por la calle salvo que salga muy bien disfrazada...

Toda ayuda es bienvenida gente... se aceptan sugerencias....